Cuando lo inpensado se hace consciente
y lo conciente se hace precente;
cuando la dicha invade tu mente
y se extraña un amor ausente;
cuando la pasión te abraza ardiente
y gozas su belleza silente;
cuando te contagia la alegría de la gente
y crees perder la cordura...
¡estas vivo...! puedes ser un feliz demente.
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